Las proyecciones para el maíz temprano comienzan a marcar el pulso de la logística argentina de cara a 2026. Con una estimación de producción récord de 61 millones de toneladas para la campaña 2025/26, el cereal no sólo consolida su rol estratégico dentro del esquema productivo nacional, sino que también anticipa tensiones inéditas en el sistema de transporte y descarga a puertos.
Las excelentes perspectivas productivas se explican, en gran medida, por la recarga de humedad de los suelos registrada en los últimos meses y por la regularidad de las lluvias durante el período crítico del cultivo. Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, prácticamente toda el área agrícola nacional presenta condiciones hídricas que van de muy buenas a excesivas, sin registros significativos de maíces en estado regular o malo.
Sobre este escenario climático favorable, aun considerando rindes normales, la campaña maicera 2025/26 podría alcanzar un volumen histórico. Pero el factor diferencial está dado por la altísima participación del maíz temprano, que este año alcanzó un récord de superficie sembrada, de acuerdo con estimaciones basadas en los avances de labores de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Los cálculos realizados a partir de rindes promedio de la última década indican que la producción de maíz temprano sería un 40% superior al promedio de los últimos cinco años. Si los rendimientos alcanzaran el 75% de la mejor productividad histórica por zona, el incremento treparía al 58%, mientras que, en un escenario de rindes máximos, la producción podría ser un 70% mayor al promedio reciente.
Las consecuencias en la logística
El despacho de maíz hacia los puertos, concentrado en marzo y abril, coincidiría con el inicio de la cosecha de soja y con una producción récord de trigo, generando una superposición inédita de flujos. En ese contexto, el ingreso de camiones a los puertos del Gran Rosario podría ser hasta un 80% superior al promedio de los últimos diez años y entre un 25% y un 30% mayor que el máximo histórico previo.
La presión de cosecha ya comienza a reflejarse en el mercado, con precios futuros de maíz que muestran un menor "premio" para el cereal temprano frente al tardío, con una relación entre los contratos de abril y julio que se ubica en el nivel más bajo de al menos la última década. Este comportamiento anticipa una oferta abundante y refuerza la expectativa de una comercialización condicionada por el volumen disponible.
A este escenario se suma un ritmo de comercialización más lento. Ya que, de la campaña 2024/25 solo se comprometieron por contrato 31,5 millones de toneladas, un 20% menos que a igual fecha del año anterior, y aún resta ponerle precio a cerca del 28% de la cosecha. En paralelo, para la campaña 2025/26 se comprometieron anticipadamente 7,5 millones de toneladas, de las cuales menos de la mitad tienen precio firme.
El maíz temprano se perfila así como el gran protagonista del ciclo agrícola 2025/26, no solo por su volumen récord, sino por el desafío logístico y comercial que impone. La concentración de la oferta en pocos meses podría llevar al sistema de transporte y a los puertos a niveles máximos históricos, adelantando la estacionalidad típica de la cosecha gruesa y condicionando la formación de precios. (DIB)