El Semáforo de Economías Regionales que elabora Coninagro puso a la actividad algodonera como uno de los sectores en color rojo de crisis, y describió con números la magnitud del problema: los precios al productor apenas crecieron 10% interanual en septiembre, frente a una inflación del 31,8%, lo que implica una caída real del poder adquisitivo de más del 20%.
En tanto, la campaña 2024/25 cerró con una merma del 15% en la producción, aunque para el ciclo 2025/26 se proyecta un leve aumento de superficie sembrada.
Más gráficamente, el presidente de la Cámara Algodonera Argentina, Carlos Almiroty, calificó a la última campaña como “el peor año” para la actividad, en un contexto de fuertes pérdidas productivas, precios atrasados y un mercado interno desbordado por la importación de fibra. La sequía, el estrés térmico y la suba de los costos llevaron a que los rindes promedio se desplomaran hasta 400 kilos de fibra por hectárea, cuando en un año normal rondan los 700.
A las dificultades internas se sumó un escenario externo adverso: el informe de Coninagro resaltó que las exportaciones del complejo algodonero se redujeron 12%, mientras que las importaciones se dispararon 119%, al pasar de 48 a 105 millones de dólares, según el mismo informe. “Menor competitividad, precios reales en baja y más ingreso de producto importado explican el paso del algodón al rojo”.
La Cámara Algodonera también alertó sobre el impacto financiero que atraviesan los productores, muchos de los cuales trabajaron a pérdida por los altos precios del aceite y del gasoil, y por los plazos de pago extendidos de entre 90 y 100 días. En el norte de Santa Fe, epicentro del cultivo, se estima que el 70% del área fue afectada por la sequía y las altas temperaturas, lo que provocó que numerosos lotes no alcanzaran el umbral de rentabilidad.
Pese al panorama crítico, el sector mantiene expectativas de mejora hacia la próxima campaña, impulsadas por la intención de siembra y por el desarrollo de nuevas variedades más resistentes al estrés climático. Sin embargo, los productores advierten que sin precios actualizados y un esquema de comercialización más estable, el algodón argentino seguirá perdiendo competitividad frente a la importación y a otras alternativas productivas.
El algodón es uno de los principales cultivos industriales del país y una actividad importante para las economías regionales del norte. En promedio, la Argentina produce entre 200.000 y 350.000 toneladas de fibra por año, con una superficie que ronda las 400.000 hectáreas. Según estimaciones oficiales, existen unos 3.500 productores algodoneros, en su mayoría pequeños y medianos, distribuidos principalmente en Chaco, Santiago del Estero, Formosa y el norte de Santa Fe, aunque también hay presencia en Corrientes y el noroeste cordobés.
Chaco concentra cerca del 45% del área nacional, seguido por Santiago del Estero y Santa Fe. El cultivo genera empleo directo e indirecto en las etapas de desmote, hilandería y confección textil, por lo que su retroceso impacta de manera directa en el entramado social y económico de las regiones donde se produce. (NAP)