

En promedio, la participación del productor explicó el 24,7% de los precios de venta final. La mayor participación la tuvieron los productores de frutilla (60,8%), mientras que la menor fue para los de limón (9,1%).
Con respecto a otros productos frutihortícolas, y debido a una menor oferta y calidad, el productor explicó el 35,9% del precio de góndola de la calabaza; el 35,8% del pimiento; el 34,7% de la papa y el 29,4% del tomate redondo; datos que se corresponden con el Índice de precios al consumidor (IPC) de agosto, que indicó al segmento de “Alimentos y bebidas no alcohólicas” como el de mayor aumento del mes, destacándose la suba en verduras y tubérculos, entre otros.
El limón (11 veces), la zanahoria (8,9), el zapallito (8,6), la naranja (7,3) y la cebolla (7,2), fueron los cinco productos que presentaron mayor diferencia entre los precios de origen y destino.
Por quinto mes consecutivo, el limón fue el alimento con mayor brecha entre el productor y el consumidor. Sus precios aumentaron 6,7% en destino, mientras que en origen tuvieron una suba del 20,3%, debido a una leve recuperación de los precios tras la sequía. Es decir, a pesar de que la diferencia campo-góndola continúa en descenso (de 12,3 veces en julio a 11 en agosto), el limón sigue siendo el producto con mayor disparidad entre ambos extremos de la cadena de valor.
Con respecto a la zanahoria, sus precios bajaron tanto al productor (7,3%) -por baja calidad de la cosecha en Mendoza, fruto de la sequía- como al consumidor (5,2%). El zapallito, por su parte, también mostró una disminución en los precios de góndola (9,1%), pero en origen no se registraron variaciones.
Otro fue el comportamiento de la naranja, donde se observó una suba mensual del 12,7% en origen -por reacomodamiento de precios- y 21,8% en destino; y de la cebolla, con un aumento de precios del 6,1% en origen y 6,6% en góndola.
El informe completo puede ser leído en el portal de CAME.